Sentimiento de abandono, desnutrición, abuso sexual, deserción escolar, embarazo precoz, mendicidad, enfermedad y trabajo antes de tiempo, son apenas algunas de las situaciones que les toca vivir a miles de niños y adolescentes venezolanos que, por una u otra razón, permanecen en el país, mientras que sus padres (uno o ambos) emigraron y quedaron a cargo de familiares, amigos o vecinos.