En Colombia, cientos de migrantes venezolanos se la juegan día a día. Los llamados “caminantes”, aquellos que van a pie por las calles y que se observan en las vías nacionales con bolsos y grandes sacos llenos de comida o ropa, están en riesgo por el posible cierre de los centros de atención.
En Villa del Rosario comienza una de las rutas del migrante. Aquellos que deseen ir a Bucaramanga, Bogotá, Medellín y en algunos casos, Estados Unidos, salen de las tierras nortesantandereanas y emprenden un viaje de más de 190 kilómetros (Villa del Rosario – Bucaramanga).
De acuerdo con la comunidad internacional, entre 2022 y 2024 han pasado más de 4.000 menores de edad no acompañados, los cuales, representan el 30 por ciento de la población venezolana migrante.
“Hemos recolectado información en Necoclí, Acandí, Capurganá, y Turbo y efectivamente, alrededor del 54% de las personas que están pasando por el Tapón del Darién manifiestan haber cruzado la frontera por Cúcuta”, señaló Javier Sarmiento, procurador delegado de los Derechos Humanos.
Ante la difícil situación de los puntos de atención en la ruta de caminantes para refugiados y migrantes, el procurador delegado de Derechos Humanos pidió realizar una reunión entre los gobernadores de Norte de Santander y Santander y los alcaldes cercanos a los centros de ayuda ya mencionados, pues para Sarmiento, la situación es preocupante y debe ser solucionada.