Migrar siempre ocasiona un dolor por aquello que estamos dejando y miedo por la incertidumbre de lo novedoso. ¡Es inevitable! Sin embargo, cuando el desplazamiento surge por circunstancias adversas, como ocurre con un porcentaje alto de la población que ingresa a Colombia, la situación de vulnerabilidad se extiende a todas las esferas de la vida; de manera especial, al bienestar emocional. La privación económica, los brotes de enfermedades, la inseguridad alimentaria, los peligros ambientales, la persecución política, la separación familiar, las enfermedades previas y la discriminación por sexo, etnia, nacionalidad, entre muchos otros factores, se constituyen en factores de riesgo que afectan la salud de los migrantes. Todo esto, a su vez, puede desencadenar el inicio de trastornos mentales, violencias de género, sexual, abuso de alcohol y uso de sustancias psicoactivas, etc.