A un año de ejercer como alcalde de la ciudad de Riohacha, capital de la Guajira ubicada en el norte de Colombia, José Ramiro Bermúdez Cotes indica que la ciudad que representa se ha convertido en una ciudad receptora tras ser una ciudad de paso, por el número de familias venezolanas, que con el tiempo y la pandemia de la COVID-19 han llegado para quedarse, bajo difíciles condiciones de pobreza, sin vivienda y sin comida. Se estima además que existen 180 cruces informales a lo largo de esta zona fronteriza, un territorio considerado de los más pobres y peligrosos. Con la falta de oportunidades, el aumento en la violencia y el cierre de la frontera, los casos de violencia de género, trata de personas y explotación infantil se acentúan. “Ha habido un aumento de violencias basadas en género con énfasis en violencia sexual” así lo afirma Susana Fadallath, de Enlace Institucional de la Mujer, señalando además que la mayoría de las víctimas son jóvenes y niñas.