Según William Gómez, analista en temas de frontera, restablecer la movilidad por los puentes en septiembre de 2022, “ha favorecido totalmente a Colombia. El reimpulso de lo que es todo el dinamismo natural, ese dinamismo socioeconómico y de comercialización y el entorno económico fronterizo que se vivió antes del cierre del 2015 no se ha recuperado. Actualmente en el estado Táchira solo se ha reintegrado un 20% de lo que es el comercio”.
Todo se debe a la falta de producción nacional o importación. Antes del cierre, San Antonio y Ureña tenían una cartera amplia, de productos y servicios por ofrecer, lo que era muy atractivo para el visitante colombiano.
Antes del cierre en 2015, más de 3.500 comercios estaban activos y según Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio en San Antonio del Táchira, habían 335 inscritos entre industria, comercio y servicios. Después del cierre bajó a 250 y a la fecha solo hay 134, de los cuales solo el 50% ha cumplido con el pago. “La reapertura no cumplió con las expectativas que teníamos”.
Hoy en día la frontera luce desolada, incluso abandonada, desmejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.
La fuga del talento humano hacia Colombia por una mejor remuneración salarial perjudicó el sistema de producción al que estaban acostumbradas las fábricas.
Casi toda la materia prima e insumos vienen de Colombia.