Un sonido estruendoso alertaba que un avión estaba a punto de arribar al Aeropuerto Internacional Juan Vicente Gómez, ubicado en la frontera. Los niños, en ese entonces, sin tanta dependencia de los aparatos tecnológicos, salían a los patios de sus casas a presenciar cómo el avión comercial, aún surcando el cielo, se disponía a aterrizar. Pero más allá de la atracción para los pequeños, el aterrizaje o despegue de un nuevo avión daba muestras del dinamismo natural que se vivía en el municipio Bolívar, y que también se ratificaba en su hermana jurisdicción, Pedro María Ureña. En la actualidad, los vuelos comerciales siguen paralizados. A la pista de aterrizaje solo llegan avionetas privadas o del Estado. En días recientes, el aeropuerto fue noticia por el arribo de dos hombres, ambos de nacionalidad colombiana, quienes llegaron a la terminal aérea para ser expulsados.