La explotación sexual acecha a las migrantes venezolanas varadas en la frontera. Están en una situación de vulnerabilidad extrema, al punto de que a veces no tienen qué comer y el intercambio de sexo por comida es una posibilidad que está latente. Para algunas de ellas, ejercer el “sexo por supervivencia” representa una tentación. En la mayoría de los casos, no se trata de un trabajo sexual voluntario sino forzoso.
La población femenina migrante se ha visto fuertemente afectada por su cosificación como objeto sexual. 32,7% de las personas que ejercen el trabajo sexual en Colombia son extranjeras y casi todas son provenientes de Venezuela, según datos de la Secretaría de la Mujer por intermedio del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género.
Adriangela Álvarez, Gerente de Investigaciones de FundaRedes, señala que los venezolanos y venezolanas que emigran se enfrentan a peligros en la frontera colombo-venezolana debido a la presencia de grupos armados ilegales.
Por su parte, la directora de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa, (AVESA), Maddymar León, explica que la precariedad en que viven las migrantes las ubica en una situación de mayor vulnerabilidad.
Un estudio realizado como parte del proyecto Prevención y Respuesta a la Violencia Basada en Género en contextos fronterizos, documentó la incidencia de casos de trata en las poblaciones de la frontera con Colombia.