Desde que las autoridades fueron alertadas de que una red dedicada al tráfico de migrantes entre Colombia y Estados Unidos estaba haciendo de las suyas, llevando de manera irregular a extranjeros provenientes de Cuba, Haití, Venezuela, China, Somalia, India, Afganistán y Pakistán, entre otros, hacia el país norteamericano, iniciaron rigurosas pesquisas para identificar y capturar a sus integrantes. La investigación se inició en febrero de 2022, por lo que los investigadores lograron establecer que estas personas se habrían lucrado con más de 3.000 millones de pesos, viajando hasta cuatro veces por semana, utilizando vehículos con sistemas de identificación adulterados y sometiendo a los migrantes a diferentes riesgos, porque estos viajes eran por trochas peligrosas y a altas horas de la noche, sobrepasando la capacidad legal de carga de los buses e inclusive, cuando eran intervenidos por las autoridades, dejaban abandonados los vehículos con los ciudadanos extranjeros. Las autoridades establecieron que varios migrantes, en especial de nacionalidad afgana, paquistaní y haitiana, presentaban como documento de identidad cédulas de ciudadanía chilenas con el fin de evadir los controles migratorios en territorio colombiano y facilitar su ingreso a Estados Unidos, dado que, con este documento no necesitaban visa para pasar a territorio norteamericano, dejando al descubierto el alcance transnacional de esta organización.