Las escenas que muestran procesiones de familias enteras que caminan por las carreteras venezolanas para llegar a San Antonio del Táchira y desde allí tomar los pasos ilegales que los llevan a Colombia, se ha convertido en todo un drama cotidiano. Las poblaciones fronterizas colombianas están colapsadas por la llegada de inmigrantes venezolanos que descansan en calles y espacios públicos para proseguir el viaje a pie al interior de Colombia o terceros países como Perú o Ecuador. Mientras las autoridades colombianas toman medidas de control para reducir el flujo de inmigrantes, los locales no han visibilizado la situación y en las calles de la fronteriza población de San Antonio del Táchira, el desfile de mujeres, hombres y niños no da tregua.