Después una larga caminata de varios días, llegan a Pamplona entre 300 y 200 migrantes que se desplazan al interior de Colombia y al resto de países de Suramérica. Aquí, hacen escala para tomar fuerzas y dirigirse por las vías que consideran más cortas, utilizando las carreteras a Bucaramanga y la Central del Norte que los lleva a Bogotá. Al pisar esos territorios de alta montaña están expuestos a las bajas temperaturas que pueden ocasionarles hipotermia sino están bien abrigados, en especial los niños y ancianos. Además van mal alimentados, lo que los convierte en personas indefensas ante todas esas situaciones propias de la migración. “Estamos asombrados, porque arriban muchas mujeres con niños pequeños. También personas mayores de edad con dificultades para caminar”, manifestó la líder social Martha Duque Vera. Eso según ella a lo largo del camino y cuando están en Pamplona, no gozan de la debida atención por parte de los organismos humanitarios y del mismo Estado. Pasan la noche tendidos en los andenes, pisos y zonas verdes. Están expuestos al intenso frío pamplonés.