Desde 2019, cuando el Gobierno colombiano ordenó el regreso de todos los funcionarios consulares en Venezuela, los millones de ciudadanos del país andino que residen en la nación caribeña viven entre la incertidumbre y el abandono, sin poder renovar sus documentos, registrar a sus hijos o ejercer el derecho al voto. Objeto frecuente de la xenofobia en su país de acogida y del olvido por el suyo, ni siquiera se sabe con certeza el número de colombianos que residen en Venezuela, un país formado por millones de extranjeros y en el que ellos son, habitualmente, los trabajadores más humildes. El director nacional de la Asociación de Colombianos y Colombianas en Venezuela, Juan Carlos Tanus, explicó a Efe que «una de las grandes limitaciones» que les ha traído el cierre consular es no poder solicitar en la oficina correspondiente el retorno a su país.