Como si la crisis humanitaria que se vive en Cúcuta desde hace un mes, como consecuencia de la llegada de más de 20.000 personas víctimas de desplazamiento forzado, por cuenta de la guerra entre organizaciones armadas en el Catatumbo, no fuera suficiente, un nuevo elemento podría sumarse para terminar de agudizar la situación.
Tiene que ver con la posibilidad que asomó el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, de enviar a Cúcuta a los ciudadanos venezolanos que se encuentran represados en ese país en medio del fenómeno de migración inversa, que suscitó tras el reforzamiento de las leyes migratorias en Estados Unidos.
El asunto es que en vista de la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Panamá, no es factible la repatriación directa de un país a otro, por lo que “estamos ensayando posibilidades para que ahora con ese flujo inverso, podamos volarlos de Panamá a Cúcuta que es territorio colombiano”, planteó Mulino.
El alcalde Jorge Acevedo salió al paso a esta declaración, y manifestó que aunque comprende la lógica del presidente panameño, financiera y logísticamente el municipio ya está desbordado en sus capacidades, producto justamente de la crisis del Catatumbo, por lo que recibir una carga más con la migración venezolana es insostenible.
El llamado de atención del alcalde también fue para el Gobierno nacional, que en definitiva es el que tiene la última palabra al respecto.