Nunca antes la situación de la frontera colombo-venezolana, de manera particular el Catatumbo colombiano y los Andes venezolanos, ha enfrentado una situación de incertidumbre e inseguridad como la que hoy está en desarrollo. Esa frontera de más de 2 mil kilómetros está envilecida y bailando sobre la cuerda de un colapso. Caracas y Bogotá mantienen unas distancias diferenciales muy fuertes en los campos político, diplomático y económico; la cocaína colombiana y la minería ilegal venezolana, han corrompido las instituciones, especialmente las venezolanas, encargadas de custodiar esa franja fronteriza; la segunda crisis humanitaria más grande del mundo actual debido al desplazamiento forzado por el hambre, afectar toda esa región y el tic-tac de la bomba pandémica, se acelera día tras día.