Publicado el 06/04/2021
Varios uniformados de la Policía, Migración Colombia y Personería, entre otros agentes del Estado colombiano, se preparan para lo que será un nuevo operativo en las calles de Bucaramanga. El procedimiento, poco usual en el pasado, ha empezado a volverse rutina con el paso de los meses y la llegada de migrantes venezolanos. En esencia, se trata de algo sencillo que, sin embargo, desenmascara una práctica ruin: comprobar que los niños que deambulan por ahí no estén siendo explotados para la mendicidad. En esa ciudad, en la que se estima ya viven unos 41.000 ciudadanos venezolanos según cifras de Migración Colombia, el alquiler de niños ha dejado de ser un rumor para convertirse en una realidad de la que cada vez se conocen más casos. En apenas dos meses del 2021, las autoridades bumanguesas ya capturaron a dos personas que veían acrecentar las limosnas en tanto conmovían a transeúntes utilizando a niños.