La confrontación se produjo en la población tachirense Boca de Grita, en frontera con Puerto Santander. Una disputa interna en la banda criminal Los Rastrojos, que domina su fortín en Puerto Santander y en el territorio venezolano de la zona de frontera, dejó como saldo a dos presuntos miembros de esta organización capturados y presuntamente a doce personas asesinadas.