La vida del joven Juan Pablo Pernalete terminó la tarde del 26 de abril de 2017, cuando una bomba lacrimógena, presuntamente disparada por un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), impactó en su pecho en medio de una protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Seis meses después, sigue vigente la impunidad de su asesinato.
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