Desde el Observatorio de Movilidad Humana del Darién y otras rutas alternas, expresamos nuestra preocupación por las medidas adoptadas por Costa Rica y Panamá en relación con las personas que han sido forzadas a retornar a sus países de origen. Actualmente, los derechos de las personas que se encuentran en un flujo inverso hacia el sur del continente, o que fueron expulsadas de manera colectiva y en cadena desde Estados Unidos hacia Costa Rica y Panamá, no están siendo garantizados.
Es fundamental reconocer que estos dos flujos presentan características distintas. Las personas que se ven forzadas a retornar por sus propios medios, en el contexto del flujo inverso, enfrentan un escenario de movilidad humana circular (movimiento de personas entre su lugar de origen y otros destinos, debido a condiciones de vulnerabilidad), caracterizado por condiciones deshumanizantes y tortuosas. Por otro lado, a aquellas que han sido expulsadas colectivamente por los Estados Unidos se les ha violentado su derecho a pedir y recibir protección internacional, así como a un debido proceso, a través de acuerdos carentes de transparencia que vulneran las obligaciones internacionales de los países involucrados.