La migración venezolana ha alcanzado cifras significativas, estimada en 7,7 millones de personas según datos de la ONU, una realidad compleja y desafiante que continúa sin tener controles formales para conocer su número exacto. En 2023, las deportaciones ganaron fuerza, extendiéndose por varios países, planteando un desafío considerable para los migrantes. Se anticipa que este año, los retos no solo implicarán este fenómeno, sino también la disminución de oportunidades económicas y la problemática de la xenofobia en los países de acogida. La xenofobia a menudo se incrementa en contextos electorales y puede afectar la convivencia y la integración socioeconómica de los migrantes en los países de destino. El acceso a visados para los venezolanos es una barrera considerable, ya que actualmente necesitan visa para ingresar a 98 países, lo que limita su movilidad y sus oportunidades de establecerse en nuevas naciones. La migración venezolana enfrenta retos significativos que requieren una respuesta humanitaria y estructural por parte de los países receptores.