La escalada migratoria de ciudadanos venezolanos —que no parece tener fin— en el vecino país de Colombia, también ha propiciado el desplazamiento de un importante número de indígenas nativos pertenecientes a la comunidad de la etnia yukpa, población altamente vulnerable que sigue creciendo y asentándose —en condición de riesgo— en distintos puntos de la ciudad de Cúcuta, en lo que asumen como una posibilidad para tener una mejor condición de vida, ante la crisis humanitaria de la cual intentan escapar del país de origen. Más de 600 personas de esta comunidad han llegado a la capital del Departamento del Norte de Santander a partir del año 2017, de cuya población el 20 por ciento está comprendida entre 0 y 10 años de edad, de acuerdo con lo precisado por la Secretaría de Salud de la Alcaldía de Cúcuta, lo que constituye indudablemente una problemática de orden social para la nación de acogida. La mayoría, principalmente, proviene de la Sierra de Perijá, entre la línea fronteriza que comparten Colombia y Venezuela por los departamentos del Norte de Santander, César y La Guajira del lado del país neogranadino y por el Zulia, del lado venezolano.

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