Cada vez más niños venezolanos llegan a Colombia para empezar una nueva vida junto a su familia. Es un largo camino que se inicia con la elección del país de destino y culmina con la adaptación a él.
De un momento a otro deben dejar casa, escuela y amigos. Dan un salto a un nuevo país guiados y protegidos por sus padres, quienes eligieron un destino que avizoran más seguro y que ofrece la posibilidad de comenzar una nueva vida y mejorar.
Esa fue la decisión que tomaron miles de familias venezolanas que han huido de su país. En el camino, se habla del emigrar, de ese cambio que les permitirá estar mejor. ¿Pero qué pasa por la mente de un niño que debe dejar atrás su casa, sus amigos, su escuela para adaptarse a una nueva vida?
El reto de las emociones se presenta en cada etapa del trayecto. La tristeza se instala en ese niño que no logra comprender del todo qué sucede. Extraña y no sabe si lo que le espera será mejor que lo que dejó atrás.
El cambio de vida exige a los padres trazar un camino de acompañamiento que culmine cuando se logre la inserción y adaptación al nuevo territorio de acogida.