Desde que en 2015 se cerró la frontera y se registró una elevada escasez de productos de la cesta básica, recurrir al mercado colombiano fue una opción, sobre todo para los habitantes de los municipios de la zona limítrofe que tomaron esta alternativa para paliar la falta de alimentos, medicamentos y otros rubros. “Con esa escasez se empezaron a exportar esos productos y después se conseguían a precios más accesibles. Eso se fue incrementando y hoy en día se ha vuelto una especie de epicentro, donde el producto de otro país se consigue, lo venden. Las autoridades tomaron esta situación como un negocio propio, aquí empezó a crecer mucho la modalidad informal”, explicó el concejal, Jacobo Riera. Esta situación ha generado malestar, mayormente en los comercios legalmente establecidos. En García de Hevia, vendedores formales denunciaron que fue legalizado el contrabando, pues sus calles están inundadas de tarantines en los que se ofertan toda clase de productos del vecino país.