Cientos de migrantes se encuentran varados en la pequeña localidad chilena de Colchane, en el límite con Bolivia, y miles en la ciudad más próxima, Iquique, tras ingresar al país por pasos fronterizos clandestinos, una situación que amenaza con colapsar la región. La mayoría llega desde Venezuela buscando una oportunidad en Chile, pero entre las restricciones sanitarias, la política migratoria y su escasez de recursos económicos quedan atrapados sin poder continuar el viaje por el país. A Colchane entran un promedio de 150 a 200 personas al día, según datos que maneja el alcalde de esta comuna de poco más de 1.500 habitantes, Javier García, quien alertó de una “avalancha de migrantes irregulares”.