Cientos de migrantes con niños, la mayoría venezolanos, ingresaban este jueves a Chile por pasos clandestinos en la frontera con Bolivia, a pesar de que el gobierno chileno anunció que retomará las expulsiones de quienes entren al país de forma irregular. Los migrantes, que buscan ayuda básica y refugio, ingresan de manera constante durante todo el día por Colchane, una localidad rural de poco más de mil habitantes en el altiplano. Junto a la migración clandestina en este sitio árido y de frío extremo, a más de 3.600 metros de altitud, ha crecido también el negocio de transporte ilegal, y el precio de acercar a un migrante a las ciudades alcanza hasta 70 dólares por persona, constataron periodistas de la AFP.