La Parada se ha convertido en el gran terminal clandestino a cielo abierto que congrega a decenas de carros con matrícula venezolana, algunos de líneas y otros no, para prestar un servicio de transporte desde esa localidad de Colombia, hasta diversos municipios del estado Táchira.
«San Cristóbal», «Rubio» gritan los conductores o «arrastradores» de pasajeros en una localidad que recibe a diario a miles de venezolanos. Muchos, por la comodidad, toman el servicio desde ese punto.
En este terminal, que no goza de legalidad ni los conductores se pliegan a las normativas ni documentos exigidos por el Área Metropolitana de Cúcuta (AMC), las reglas parecieran ser delineadas por ellos mismos.
Frente a la galopante piratería, conductores de líneas venezolanas han optado por acudir a esos espacios para garantizar sus pasajeros. «Es más fácil conseguirlos acá», señaló Gerson, conductor.
Gran parte de los pasajeros que provienen de Cúcuta y requieren ser trasladados fuera del eje San Antonio – Ureña toman el servicio directamente en el barrio de La Parada. «Nos ahorramos tiempo y resulta cómodo», expresan los usuarios.
Sin embargo, el escenario se ha convertido en una competencia calificada de «desleal» para quienes sí desean seguir laborando desde un terminal legalmente constituido.