La separación de padres e hijos por motivo de la migración venezolana pone en una situación vulnerable a los más pequeños. Abel Saraiba, psicólogo y coordinador adjunto de Cecodap, explicó que entre las principales consecuencias que sufren los infantes, están los cambios emocionales por no tener un referente afectivo clave, como son los padres. De allí que surjan síntomas en ellos, como son los sentimientos de tristeza, dificultades para dormir o —en caso opuesto— pasar largas horas durmiendo; y lo mismo sucedería con la alimentación: comen en exceso, o por el contrario pierden el apetito. Los niños pueden notarse más irritables, con llantos, cambios en el comportamiento y ¿por qué sucede todo esto?, porque hay una parte de la realidad emocional del niño que no está consiguiendo producir palabras y estas son las reacciones que él va desarrollando para hacerle frente a la situación“, indicó Saraiba. Yulieth Arévalo, especialista en servicio de psicología y salud mental, expone que la situación de vulnerabilidad en la cual están los niños con padres que se han ido al extranjero, se le conoce como duelo migratorio y la sintomatología está asociada a la ansiedad.