Cada vez son más los negocios, puestos de comida y ventas de verduras que cobran en pesos en la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira. El bolívar suele aparecer como última opción a la hora de ofrecer algún producto. La ciudadanía, por su parte, se moviliza entre lo formal e informal para poder obtener ingresos en otra moneda y así costear los gastos de primera necesidad. En el centro de la ciudad, signado por la soledad y locales cerrados, los pocos que sobreviven venden en moneda colombiana.