A diario llegan venezolanos que cruzan la frontera para entrar al país o ir a otros rumbos. La mayoría lo hace en condiciones precarias, sin dinero para alimentación u hospedaje. Estas distintas situaciones llevaron a que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Diócesis de San Cristóbal inauguraran una casa de paso temporal en la frontera. La casa es propiedad de la Diócesis desde hace 93 años y estaba abandonada, por lo que la reparación se desarrolló desde septiembre de 2020 hasta marzo de este año, cuando se finiquitaron los trabajos y se dio inicio a la atención con desayuno, almuerzo, cena, camas y duchas a quienes van o vienen del país. «Viendo las necesidades que se viven en el país, nos dimos a la tarea de rehabilitar el espacio y ya se está atendiendo a los hermanos migrantes que llegan a San Antonio y van a Cúcuta a buscar una mejor vida. Aquí pueden comer, pueden descansar, pueden dormir, pueden ducharse. Las mamás con sus niños pueden quedarse a pasar la noche», explicó el párroco de la basílica menor de San Antonio, padre Reinaldo Contreras.