El drástico deterioro del comercio formal en San Antonio del Táchira y la poca rentabilidad que da un trabajo con sueldo en bolívares, han llevado a propios y a extraños a reinventarse en una frontera donde la informalidad gana terreno. Uno de los trabajos que más fuerzas han cobrado es el de vigilantes de carros. En este oficio, profesionales, comerciantes y personas de otras regiones del país han hallado su “rebusque”. La evidencia se palpa en las calles y carreras cercanas a la avenida Venezuela, vía que conecta con el puente internacional Simón Bolívar.