La isla de San Andrés, en Colombia, se ha convertido en un embudo para los migrantes indocumentados, especialmente los venezolanos. Según la Gobernación del archipiélago, el 98% de los migrantes que utilizan la ruta de San Andrés son venezolanos. Migrantes de diversas nacionalidades, como Ecuador, Perú, Chile, Cuba, China, Vietnam, Serbia, Nepal, Bielorrusia y Bosnia, también han sido sorprendidos utilizando esta ruta. Sin embargo, este peligroso trayecto ha llevado a la desaparición de numerosos migrantes en el mar Caribe. La Armada y la Oficina de Control, Circulación y Residencia de San Andrés informan que más de 15.000 pasajeros venezolanos circularon por la isla en 2022. Esta cifra revela el flujo migratorio masivo hacia San Andrés, que se ha convertido en un punto de partida para aquellos que buscan llegar a Estados Unidos. La Armada y el comandante Carlos Solano han detenido numerosas embarcaciones con migrantes en situación precaria, incluyendo embarcaciones sobrecargadas, motores en mal estado y falta de equipos de comunicación.  Además, muchos migrantes han sido abandonados en el mar después de haber sido estafados por traficantes.  En los últimos 10 meses, se han reportado 59 casos de desapariciones de migrantes en la ruta de San Andrés.  La proximidad de San Andrés a Estados Unidos también significa acercarse a las redes de narcotráfico. Grupos criminales en Centroamérica, como Los Zetas y el Cartel de Jalisco, a menudo extorsionan y reclutan a los migrantes, sometiéndolos a condiciones de esclavitud sexual o laboral.

Ver fuente