Según el libro de Sagot, que bautizó como ruta crítica los periplos que tienen que padecer las mujeres que denuncian violencia intrafamiliar en 10 países, y que revela un panorama parecido en toda Latinoamérica, en los servicios de salud analizados se atiende a mujeres maltratadas, pero sin ninguna especificidad. “La atención que reciben las mujeres maltratadas se limita a una intervención sobre sus lesiones”, explica. En cuanto al sector judicial-policial, hay exceso de burocracia y los procedimientos son largos, engorrosos e ineficientes. “A pesar de que dada la gran cantidad de estaciones de policía esta es la institución más accesible en términos geográficos para la mayoría de las mujeres afectadas”, narra la autora. La complejidad de las agresiones sexuales o físicas muchas veces además se extienden a acciones civiles por pensiones o patria potestad, lo que termina complejizando aún más los procesos.
En la provincia de Córdoba, Argentina se logró lo impensable: poner al poder judicial, ejecutivo y policial a trabajar en un mismo edificio para atender con la mayor eficacia las denuncias de las mujeres víctimas de violencia.