Entre las características particulares de este peregrinaje se encuentra el cómo se hizo este viaje. Alexander Campos, miembro del Centro de Investigaciones Populares e investigador, explica que los venezolanos tomaron lo poco que tenían en los países de destino, vendieron lo que no podían cargar, y emprendieron una caminata desde hasta las fronteras venezolanas. Con el transporte público paralizado por la cuarentena, esta fue la manera que encontró la mayoría de los 18 entrevistados por el equipo del CIP. Un punto en común de los entrevistados es que las autoridades gubernamentales o policiales ―incluso no gubernamentales―, estuvieron ausentes en su recorrido hasta Venezuela. El verdadero auxilio, el más efectivo, fue el que recibieron de la gente que se encontraron en las vías. Cuando llegaron a la frontera vieron a todas las autoridades. Desde las organizaciones no gubernamentales e internacionales; hasta las migratorias y policiales. Del lado extranjero el trato fue bueno, pero del lado venezolano fue pésimo. El discurso discriminatorio que contra los que regresan elaboran y difunden las autoridades políticas del país caló entre los funcionarios y los golpeó al llegar. Son despojados de lo que traen, son humillados y tratados como criminales por policías y militares.