La migración es un fenómeno humano constante, motivado por una variedad de factores como preocupaciones económicas, cambio climático, desastres naturales e inseguridad social.
Sin embargo, cuando este movimiento se realiza al margen de las leyes y regulaciones, surge lo que se conoce como migración irregular, una práctica que conlleva riesgos significativos para quienes la emprenden.
Aquellos que se embarcan en esta forma de migración enfrentan mayores riesgos, ya que pueden convertirse en víctimas de extorsión, violencia, trata de personas, explotación sexual o incluso perder la vida. Estos peligros acechan en todas las etapas del proceso migratorio: antes, durante y después.
Además, corren el riesgo de perder el acceso a servicios básicos como atención médica, educación y otros derechos fundamentales.
La xenofobia y la falta de acceso a la asistencia legal también contribuyen a su vulnerabilidad. Por último, enfrentan la posibilidad de detención y deportación por parte de los países receptores.
Para abordar estos desafíos, es fundamental ampliar y mejorar el acceso a vías regulares de migración. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aboga ante los gobiernos para aumentar estas vías, proporcionar información clara sobre los requisitos y procedimientos, apoyar a los migrantes en el proceso de solicitud y facilitar el acceso a los documentos necesarios, incluidos los de identificación legal.