El Puente Simón Bolívar ha dejado de ser puente para convertirse en muro. El sueño de muchos venezolanos termina allí, bajo su estructura, que en vez de unir su país con Colombia rompe las esperanzas por un futuro mejor para muchas familias. El puente y sus alrededores es el hogar de familias enteras que viven en la miseria. Muchos en su huida de la crisis que vive Venezuela, la suerte solo les alcanzó para llegar hasta la frontera con Colombia, donde duermen sobre cartones bajo el puente internacional, cocinan lo que consiguen en fogones improvisados hechos en el suelo con tres piedras, y lavan ropa en el río Táchira, frontera natural entre los dos países.