Antes de la cuarentena, unos 50 mil venezolanos cruzaban a diario hacia Norte de Santander para abastecerse de alimentos, productos de limpieza, medicinas y otros insumos. Las medidas para contrarrestar la pandemia de la COVID-19 y el subsecuente cierre de los pasos internacionales, frenó en seco ese movimiento pendular y aunque algunos continuaron pasando por las trochas, ello se ha reducido drásticamente en las últimas semanas, debido a las duras penalizaciones aplicadas por Venezuela a quienes transiten por estos pasos informales. Por otra parte, las mercancías y las estructuras mafiosas que las mueven, han encontrado la manera de burlar los controles y abrirse paso a través de las trochas para llegar hasta los consumidores venezolanos, por lo que cada día son más los puestos de venta de productos colombianos en diversas calles y avenidas de San Cristóbal.