La violencia y la conflictividad se han exacerbado a lo largo y ancho de la línea fronteriza venezolana: homicidios, desapariciones, enfrentamientos entre actores armados, secuestros, contrabando y narcotráfico se han convertido en el paisaje de la frontera entre Colombia y Venezuela. En el área metropolitana de Cúcuta las dinámicas en las trochas que comunican con Venezuela son alarmantes debido a las múltiples masacres, feminicidios y las ‘vacunas’ que cobran a los migrantes para cruzar la frontera; estos males se han recrudecido desde el 2020. Los menores de edad son los más vulnerables en medio de la ilegalidad, quienes constantemente reciben ofertas de grupos armados y bandas delincuenciales. La explotación sexual o el sicariato son algunos de las propuestas a niños y niñas; algunos de ellos son asesinados o desaparecidos. Expertos señalan al ‘Tren de Aragua’ como una de las organizaciones criminales de mayor poder en esta región.