El ciclo de vacunas que llevaban los venezolanos para sus hijos, ha quedado suspendido ante el brote de coronavirus que obligó la declaración en cuarentena. Hasta diciembre de 2019 era normal ver a madres con sus hijos menores de un año en brazos, cruzando los puentes fronterizos de El Amparo en Venezuela hacia Arauca en Colombia y de San Antonio a Cúcuta. Organizaciones internacionales como La Cruz Roja y Unicef en colaboración con las gobernaciones de Arauca y Norte de Santander, atendían diariamente a unos 100 niños venezolanos en control de inmunizaciones, como parte de la ayuda humanitaria. La razón de los padres de emprender este viaje hacia la frontera colombo venezolana tiene una rápida respuesta, van en busca, principalmente, de las dosis de neumococo y rotavirus, que no se consiguen en centros de salud pública de Venezuela, y servicios privados cobran más de 100 dólares por cada una. La suspensión de los servicios de autobuses y el cierre de la frontera por medidas preventivas contra el Covid-19, han dejado a la expectativa a quienes tienen la necesidad de continuar vacunando a sus hijos en Arauca y Cúcuta.