A raíz de la devaluación que ha sufrido el bolívar aunado a la hiperinflación que cada día disminuye el poder adquisitivo de los venezolanos, adquirir bienes y servicios en moneda extranjera ha pasado de ser un tabú a ser un instrumento de pago común en nuestros días, en especial en los estados fronterizos, donde es más fácil que un ciudadano tenga pesos colombianos y dólares en su bolsillo que el otrora bolívar primero “fuerte” y ahora “soberano”.