En todo el mundo, el cambio climático y los enquistados conflictos armados están desencadenando crisis tras crisis sin final a la vista, hecho que lleva al límite a las agencias internacionales de ayuda. A finales de 2019, los desastres habían desplazado a casi 80 millones de personas, y en 2020, la impactante cifra de 168 millones de personas necesitarán ayuda y protección frente a las crisis. Ahora tenemos que decidir: quedarnos cortos en nuestra misión de salvar vidas y prevenir el sufrimiento en las emergencias, o encontrar una forma mejor de satisfacer estas crecientes necesidades. Oxfam pide que se produzca un cambio fundamental en el sistema humanitario internacional para garantizar que el poder y los recursos se transfieran a organizaciones locales y nacionales que están bien situadas no solo para participar en las respuestas de emergencia sino también para dirigirlas. “Las organizaciones con raíces locales poseen tantos conocimientos importantes (sobre el idioma, la cultura, la historia, la política y la geografía) y redes tan valiosas que deberían tomar la delantera en las emergencias, no seguir órdenes. Las organizaciones internacionales como Oxfam suelen tener un papel importante que desempeñar, pero debería ser en apoyo del liderazgo local”.