Un autobús de Expresos Bolivarianos, que cubre la ruta San Antonio – San Cristóbal, y viceversa, salió este martes 10 de octubre del terminal de la frontera, con solo cuatro pasajeros. Los andenes de carga de buses suburbanos lucen vacíos a toda hora. El principal dolor de cabeza del conductor, legalmente constituido, es la galopante piratería y la existencia de terminales clandestinos, los cuales están supliendo la demanda de los pasajeros que arriban a la frontera. En el corregimiento colombiano de La Parada, a escasos metros del puente internacional Simón Bolívar, las ofertas de transporte pululan. Muchos carros venezolanos estacionan en un parqueadero a cielo abierto, mientras van vociferando los conductores: ¡San Cristóbal!, ¡Rubio!, entre otros destinos. Desde el pasado lunes y hasta nuevo aviso, los suburbanos bajaron el pasaje de 15.000 a 10.000 pesos. La medida no ha generado el efecto esperado, pues la llegada de pasajeros al terminal sigue siendo muy baja. “¿Dónde quedó el corredor vial?”, se preguntó el transportista, al tiempo que remataba: “No sirvió para nada, ya que la piratería y los terminales clandestinos aún hacen de las suyas en la frontera”.