En el proceso migratorio las personas, una vez llegan a la sociedad de acogida, asumen la nueva cultura como propia, este paso puede resultar fácil o difícil, dependiendo de las condiciones y situaciones en las que se originó la movilidad. En el caso de los niños, niñas y adolescentes tendemos a creer que el proceso de adaptación es menos complejo que el de un adulto y es la rutina escolar, un termómetro que nos puede decir cuán adaptado está el niño y su verdadera inserción a la sociedad y en el sistema educativo del país de acogida. Los días de los niños, niñas y adolescentes migrantes transcurren entre el proceso de adaptación, nuevas escuelas, profesores, materias, nuevos conocimientos y compañeros y si bien es cierto que el común denominador es que se sienten bien en el sistema educativo colombiano, no están exentos de tener que enfrentar algunos tipos violencia como el bullying. En Colombia existe una ruta de atención por acoso escolar o bullying publicada en el portal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), allí las personas se pueden informar de los pasos a seguir para denunciar este tipo de violencia de la que no escapan los niños, niñas y adolescentes migrantes.