Por esta zona entran a diario de forma irregular centenares de migrantes, una situación que se extiende por décadas en el lugar pero que se masificó en el último año debido a la pandemia y a una legislación chilena más restrictiva para la entrada de extranjeros, y que tiene en jaque a la localidad. Una de estas personas, de 21 años y que prefirió no revelar su identidad, dijo a EFE que su objetivo es llegar a Santiago, la capital chilena, para poder juntar dinero que le permita comprar una casa en su país natal y volver a estar con su familia. «Estuve esperando el dinero hasta hoy, que pude venir y ya la policía boliviana me quitó el dinero del pasaje para viajar a Iquique», señaló la mujer. «Lo que quiero es llegar al destino y ya trabajar. Tengo una meta. Durar dos años y esforzarme para comprar mi casa en Venezuela para mi hija y para mí. Nada hago trabajando en un país que no es mío y sembrando en un terreno que no es mío. El que siembra en terreno ajeno hasta la cosecha pierde», agregó.