Fueron muchos los que prometieron devolverla, sana y salva, al seno familiar. También muchos los que, con el pasar del tiempo, se comprometieron a cumplir con el deber de sacarla de las selvas fronterizas, a las que no pertenecía, para que rehiciera con sus seres queridos la vida que tenía y pudiera cumplir uno a uno sus sueños de adolescente. La lista de quienes no han cumplido sería larga. Hoy, once años después, son pocos los que recuerdan a la tachirense María José Molina Contreras. Ella, cuando tenía solo 15 años, fue secuestrada de su propia casa (junto a su madre, quien 3 meses después fue rescatada) y sin que nadie lo impidiera le cambiaron inexorablemente el destino, robándole el futuro, sin darle oportunidad alguna de decidir. Se ignora cuántas calamidades ha pasado la chica a lo largo de estos años, al transitar de víctima de secuestro a “reclutada” de las Farc.