Nueve pares de calzado, entre ellos, zapatos deportivos, chanclas y hasta las sandalias de una niña de dos años que migró caminando junto a su mamá — desde Cúcuta hasta Bogotá — se exhiben en un pasillo del aeropuerto Almirante Padilla, de Riohacha, en La Guajira. Son los zapatos de los caminantes venezolanos, una representación simbólica de los miles de migrantes que emprenden cada día el trayecto a pie desde su país para intentar llegar a ciudades en Colombia u otros países de la región.