Algunos abogan por la reactivación de la frontera colombo venezolana, incluso en época de pandemia, desean no solo retornar a la nueva normalidad, también a la legalidad que hizo una vez productiva y prospera a la zona comercial e industrial San Antonio-Ureña, en el estado Táchira. Otros ven la propuesta como un descalabro y una iniciativa ilusa, difícil de concretar, pero ¿a quién le conviene mantener cerrada la frontera?. Con pase de aduana, planilla del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y guía emitidas por el denominado “protectorado”, salen gandolas y cavas cargadas de mercancías por el paso ilegal que atraviesa la hacienda “La Ponderosa”, al sur de San Antonio del Táchira, población fronteriza, ubicada al oeste de Venezuela. Al caer la tarde los habitantes de la pequeña población se acostumbraron a ver, a pesar del toque de queda obligatorio, cantidades de gandolas y vehículos de carga con rumbo a San Cristóbal, la capital del Táchira y de allí al centro del país. Es una realidad y todos en el pueblo lo sabe lo que está sucediendo a pesar de tener la frontera cerrada, pero nadie se atreve a decir nada detalló Jorge Ramírez un comerciante de la zona.