El frío, los miedos, el cansancio, se unen allí, tras dos días desfilando por la vía nacional, con esguinces, principios de hipotermia, confusión, dolor de cabeza y desgarres. Es ahí donde las chanclas se revientan, donde los pies no dan más, donde el ánimo flaquea, pero también, donde un oasis de bondad los reanima.