Varias pueden ser las razones por las cuales ramilletes de venezolanos se aglomeran en algunos puntos de la geografía nortesantandereana: para adquirir productos en un supermercado, para retirar las remesas provenientes de Colombia u otros países, para ayudar a otros connacionales a pasar la frontera con pesada carga, o para hacer gestiones en la Registraduría Nacional del Estado Civil en busca de obtener la ciudadanía colombiana. Aunque es un derecho constitucional, el camino de ser reconocidos como “nuevos colombianos” ya sea por sus padres vivos o por actas de defunción que demuestren su filiación colombiana, está plagado de obstáculos, y eso en gran parte por el incremento exponencial de las demandas de los venezolanos.