Ante la crisis que se ha creado en el estado Táchira, por la gran cantidad de venezolanos que están regresando al país por los pasos fronterizos del estado, se ha ido haciendo una tendencia la solicitud de que esos migrantes sean instalados en las instalaciones militares de la zona, que cuentan con espacios amplios, comedores, dormitorios y alimentos. El gobierno nacional ordenó un protocolo inicial que estipulaba que quienes llegaran por la frontera y no presentaban ninguna evidencia o sospecha de estar contagiados, fueran enviados a sus zonas de origen, donde deberían cumplir la cuarentena de 14 días. El sábado pasado la orden cambió para que todos cumplieran cuarentena en los estados fronterizos. Se pretendía ubicarlos en los centros educativos públicos de San Antonio y Ureña, que demostraron las fallas que tienen, principalmente por la escasez o ausencia de agua potable. A eso se le suma la explosión de denuncias porque los salones de clases no están acondicionados para que pernocten y los baños colapsaron. Además de los alimentos escasos.