“Nosotros somos más que un plato de comida para los migrantes y retornados. No solo somos un plato de comida, somos su apoyo, su escucha, su orientación”. Por esta y otras razones, la fundación colombo-venezolana Nueva Ilusión sigue trabajando, a puerta cerrada, para esta población vulnerable en el área metropolitana de Cúcuta, a pesar de la situación de la COVID-19. En palabras de su fundadora, Patricia Salguero: “nuestra decisión para seguir prestando ayuda en medio de la pandemia fueron los niños, porque en febrero de este año recibimos una solicitud del Colegio 11 de Noviembre, para que les diéramos alimentos a los estudiantes migrantes que no pudieron entrar en el PAE. Entonces, nosotros recibimos a los 519 niños venezolanos, a los cuales les damos el almuerzo todos los días”.