Bajo el sol abrasador, típico de la frontera, decenas de jóvenes y adultos venezolanos se aglomeran a diario y desde tempranas horas de la mañana, en la autopista que conecta con La Parada, en Colombia, para correr detrás de los taxis que arriban a la zona y así lograr un cliente a quien cargarle la maleta o bolsa.