La masacre de cuatro hombres y la aparición de un descuartizado en la zona de frontera, en los alrededores de Puerto Santander, dejan entrever la frialdad y la crueldad excesiva con la que los grupos armados ilegales imponen el terror para disputarse el negocio del narcotráfico y las extorsiones por el contrabando. En los dos recientes hechos de violencia hay una característica común: los crímenes se cometieron en Venezuela y posteriormente, los cadáveres fueron arrojados en territorio colombiano, con la intención de generar pánico entre los habitantes de esta población fronteriza. “Hay una confrontación entre Los Pelusos y Los Rastrojos, que quieren tomar el control sobre La Fría, Boca de Grita (Venezuela) y en la zona de Puerto Santander (Colombia).